Fermentos lácticos: el secreto detrás del queso artesanal
Los fermentos lácticos, también conocidos como cultivos de arranque, son microorganismos esenciales en la elaboración del queso. Estas cepas de mohos, bacterias y levaduras se añaden a la leche para potenciar su desarrollo y lograr características específicas como textura, corteza y matices de sabor.
Si bien algunas de estas bacterias están presentes de forma natural en la leche, la adición de fermentos seleccionados permite controlar y potenciar el proceso de fermentación, asegurando que el queso adquiera las propiedades deseadas.
El papel de los fermentos en la elaboración del queso:
En el proceso de elaboración del queso, además de los cultivos de arranque (starter cultures), se añade otro ingrediente fundamental: el cuajo. Este elemento, que puede ser de origen animal, vegetal o microbiano, permite la coagulación de la leche con la ayuda de la flora bacteriana presente en ella.
Gracias a la combinación de fermentos y cuajo, se inicia la transformación de la leche en queso, dando lugar a una amplia variedad de perfiles sensoriales, desde quesos frescos y cremosos hasta aquellos de larga maduración y sabores intensos.
Si te apasiona el mundo del queso, conocer el papel de los fermentos lácticos te ayudará a entender mejor cómo se desarrollan sus aromas, texturas y sabores únicos.
Los fermentos lácticos, también conocidos como cultivos de arranque, son microorganismos esenciales en la elaboración del queso. Estas cepas de mohos, bacterias y levaduras se añaden a la leche para potenciar su desarrollo y lograr características específicas como textura, corteza y matices de sabor.
Si bien algunas de estas bacterias están presentes de forma natural en la leche, la adición de fermentos seleccionados permite controlar y potenciar el proceso de fermentación, asegurando que el queso adquiera las propiedades deseadas.
El papel de los fermentos en la elaboración del queso:
En el proceso de elaboración del queso, además de los cultivos de arranque (starter cultures), se añade otro ingrediente fundamental: el cuajo. Este elemento, que puede ser de origen animal, vegetal o microbiano, permite la coagulación de la leche con la ayuda de la flora bacteriana presente en ella.
Gracias a la combinación de fermentos y cuajo, se inicia la transformación de la leche en queso, dando lugar a una amplia variedad de perfiles sensoriales, desde quesos frescos y cremosos hasta aquellos de larga maduración y sabores intensos.
Si te apasiona el mundo del queso, conocer el papel de los fermentos lácticos te ayudará a entender mejor cómo se desarrollan sus aromas, texturas y sabores únicos.

CULTIVO DE ARRANQUE

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