RED WINE AND CHEESE - LAURA LACAMBRA SHUBERT
QUESOS SEMICURADOS
Son quesos de corta maduración, que pueden tener texturas más firmes o más untuosas (dependiendo de la receta) y que poseen cortezas aún poco desarrolladas. Estas cortezas pueden ser limpias o tener un ligero afloramiento de moho. Canto Lavado, Palmero o Valdivieso trufado son algunos ejemplos.
Para ellos, son perfectos los vinos blancos jóvenes delicados, ya que nos permiten disfrutar de los sutiles toques lácteos del queso sin saturar el paladar. También son una buena opción los vinos tintos jóvenes, siempre buscando los más afrutados y golosos. También los clásicos de “maceración carbónica”, que potencian el sabor del queso, sobre todo sus notas lácteas, apoyándose en el dulzor del vino. Los vinos de Rioja Alavesa y algunas bodegas en la Rioja Alta son buenos ejemplos.
QUESOS CURADOS
Pudiendo ser de diferentes tipos de leche: cabra, vaca, oveja o mezcla, estos quesos tienen muchas opciones de maridaje satisfactorias. Incluimos en este grupo Bucarito curado, Manchego, Zamorano, Tronchón, Montes de Alcalá (un queso de cabra Payoya), Gamoneu, Idiazabal, Cheddar o Mahón.
Si son de cabra (como Montes de Alcalá o Bucarito Curado) podemos maridarlos con vinos blancos con crianza, pero también con tintos de media o larga crianza. En la mayoría de quesos curados, podemos atrevernos con vinos olorosos, palos cortados o incluso, con un cream. (Oloroso con Pedro Ximénez, con cierto punto de azúcar). Estos funcionan especialmente bien en contraste con los quesos tradicionales de oveja, como Manchego o Zamorano.
En el caso de los quesos de vaca muy curados, como Cheddar o Mahón, funcionan muy bien los Olorosos, tipo Palo Cortado o Fondillón Alicantino.
QUESOS ALPINOS (PASTA COCIDA)
Llamamos quesos de pasta cocida a los quesos elaborados mediante una receta en la que la leche se eleva a altas temperaturas para promover el desarrollo de texturas más gomosas y elásticas. Son quesos (normalmente) de gran formato y se han elaborado tradicionalmente en zonas de montaña. Pertenecen a esta categoría Comté, Parmiggiano Reggiano, Gouda, Gouda de cabra, Hornkäse, Blossom Hornkäse… También Gruyère o l’Etivaz son quesos de este tipo.
Estos quesos tienen por lo general toques dulces y sabores que recuerdan a los frutos secos. Estas notables producciones lácticas nos permiten encontrar varias combinaciones posibles en cuanto a maridaje se refiere.
Podemos maridarlos con vinos blancos con cierto punto de acidez que refrescan y equilibran la contundencia de estos quesos. También son adecuados los vinos tintos con crianza, que destacan las notas más lácteas del queso. Por otro lado, podemos lanzarnos a los vinos generosos con crianza biológica, manzanillas pasadas, manzanilla en rama, vinos finos de larga crianza, amontillados. Todos estos funcionan muy bien con el toque salino.
Para los quesos de pasta cocida muy curados, como puede ser el Parmigiano Reggiano, nuestra recomendación es compartirlo con un oloroso viejo o un cream. Champagne es también una fantástica opción de maridaje para Parmigiano.
En general, los vinos con toques de avellana o praliné, como pueden ser los blancos fermentados en barrica (Chardonnay , Albariño o Macabeo) combinan bien con los aromas de fruto seco, chocolate, caramelo propios de los quesos de pasta cocida.
QUESOS AZULES
Dentro de los quesos azules podemos sorprendernos con vinos dulces o semi dulces, que por contraste del azúcar con la salinidad y el ligero toque picante que tienen estos quesos. Esta combinación es umami puro para nuestras papilas gustativas, convierte al queso azul en un postre en sí mismo.
Ejemplos de vinos dulces que maridan bien con quesos azules: los tintos dulces de uva Monastrell de Jumilla DOP, Fondillón de Alicante, Cream o Pedro Ximénez Andalucía, Oporto (Tawny o Latted Bottled), Oloroso, Tokaji y Sauternes.
También os invitamos a probar estos quesos con vinos espumosos, ya que el carbónico hace el efecto de limpiar y refrescar la boca, como hemos mencionado anteriormente. La cremosidad del queso azul se rendirá de forma sutil y elegante en el paladar gracias a las burbujas.
Además de todo lo mencionado anteriormente, hay un par de trucos que siempre vienen bien a la hora de maridar quesos. Es importante saber que las cortezas tienen mucho que decirnos. Por un lado, las cortezas naturales en quesos jóvenes requieren vinos más delicados, mientras que, por otro, a los quesos más maduros con cortezas evolucionadas, siempre les viene bien un punto de dulzor.
Si bien es cierto que esta guía recoge pautas generales sobre maridaje de queso y vino, los gustos son un tema muy personal, por lo que algo que para nosotros puede resultar sublime, puede no serlo para otros, mientras que algo que no nos habíamos ni planteado puede llegar a sorprendernos. Esperamos que esta guía sirva como referencia para próximas armonías gustativas y te invitamos a que pruebes todas las combinaciones posibles y experimentes, que es lo más divertido, y por supuesto, que compartas con nosotros tus averiguaciones y sensaciones.
Nuria -
Super interesante!
Mil gracias