¿La corteza del queso se come?
Claro! las cortezas naturales se comen. Las únicas cortezas que has de evitar son (obviamente) aquellas que tienen un tratamiento artificial tal y como cera (la corteza de un gouda) o pintura antifúngica (algunos quesos industriales tratan así las cortezas para evitar desarrollo de mohos).
Las cortezas naturales son una parte importante de la personalidad de cada queso: los mohos y levaduras que se desarrollan en las cortezas naturales son fruto de la microflora existente en cada queso y es una manifestación de que se trata de un producto vivo. En la mayor parte de los quesos artesanos, se potencia el desarrollo de cortezas naturales que aportan valor y sabor al queso, así que te animamos a que de primeras, las pruebes todas. Algunas cortezas pueden desarrollar aromas y sabores potentes, y en estos casos, serás tú quien haya de decidir cuáles te gustan y cuales no. Siempre que se trate de corteza natural, el límite lo pones tú.