Intolerantes a la lactosa, bienvenidos a Formaje
Víctimas de las intolerancias y de las digestiones pesadas: hay quesos que sí podéis comer.
Os explicamos brevemente el proceso por el cual los quesos pierden (de manera natural) la lactosa a lo largo de su maduración:
La lactosa es un azúcar que está presente en la leche, y sirve de alimento a las bacterias del ácido láctico, que son las bacterias presentes en la leche cuyo trabajo es transformar este azúcar (lactosa) en ácido mediante procesos oxidativos: se alimentan de la lactosa para ‘’acidificar’’ el medio. Este proceso comienza en la coagulación de la leche y se alarga durante todo el proceso de maduración del queso, por lo que cuanto más avanza la maduración del queso (cuanto más viejo es), menos lactosa tiene, hasta que a los 18 meses de maduración, ya no hay lactosa en el queso.
En Formaje tenemos una selección de quesos aptos para intolerantes a la lactosa. Todos tienen más de 18 meses de maduración. Entre ellos destacan, el Gouda, el Montgomery's Cheddar, el Parmigiano Reggiano DOP 30 meses y el Comté DOP Marcel Petite 15M.
Víctimas de las intolerancias y de las digestiones pesadas: hay quesos que sí podéis comer.
Os explicamos brevemente el proceso por el cual los quesos pierden (de manera natural) la lactosa a lo largo de su maduración:
La lactosa es un azúcar que está presente en la leche, y sirve de alimento a las bacterias del ácido láctico, que son las bacterias presentes en la leche cuyo trabajo es transformar este azúcar (lactosa) en ácido mediante procesos oxidativos: se alimentan de la lactosa para ‘’acidificar’’ el medio. Este proceso comienza en la coagulación de la leche y se alarga durante todo el proceso de maduración del queso, por lo que cuanto más avanza la maduración del queso (cuanto más viejo es), menos lactosa tiene, hasta que a los 18 meses de maduración, ya no hay lactosa en el queso.
En Formaje tenemos una selección de quesos aptos para intolerantes a la lactosa. Todos tienen más de 18 meses de maduración. Entre ellos destacan, el Gouda, el Montgomery's Cheddar, el Parmigiano Reggiano DOP 30 meses y el Comté DOP Marcel Petite 15M.
En resumen:
Cuanto más avanza la maduración del queso, menos lactosa hay en él, y al llegar a los 18 meses, no hay rastro de lactosa.
A partir de aquí, se trata de conocer tu propio organismo y el grado de ‘’tolerancia’’ a la lactosa:
Si tienes una alergia severa, deberías de poder consumir sin problema cualquier queso con maduraciones superior a los 18 meses.
Si tienes una intolerancia, debes considerar que cuanto más madurado sea el queso, menos lactosa existe en el mismo: dependiendo de tus niveles de intolerancia, puedes hacer pruebas y observar cómo reacciona tu cuerpo ante los diferentes estados de maduración: si te da miedo, siempre puedes irte a quesos de largas maduraciones (por encima de los 18 meses) para asegurar que no queda lactosa en el producto.
Por suerte, en Formaje contamos con una tabla de quesos pensada para intolerantes a lactosa.
En resumen:
Cuanto más avanza la maduración del queso, menos lactosa hay en él, y al llegar a los 18 meses, no hay rastro de lactosa.
A partir de aquí, se trata de conocer tu propio organismo y el grado de ‘’tolerancia’’ a la lactosa:
Si tienes una alergia severa, deberías de poder consumir sin problema cualquier queso con maduraciones superior a los 18 meses.
Si tienes una intolerancia, debes considerar que cuanto más madurado sea el queso, menos lactosa existe en el mismo: dependiendo de tus niveles de intolerancia, puedes hacer pruebas y observar cómo reacciona tu cuerpo ante los diferentes estados de maduración: si te da miedo, siempre puedes irte a quesos de largas maduraciones (por encima de los 18 meses) para asegurar que no queda lactosa en el producto.
Por suerte, en Formaje contamos con una tabla de quesos pensada para intolerantes a lactosa.