¿Y los acompañantes? ¿Con qué se acompaña tradicionalmente la raclette? Hemos echado mano de la experiencia de nuestra comunidad de clientes suizos y franceses, que nos han ayudado a recopilar las fórmulas tradicionales con las que han crecido en sus casas. La realidad es que la regla imperante es ''keep it simple'': cuanto más sencilla, mejor. Todo el mundo coincide en que los encurtidos (pepinillo y cebolletas pequeños) son lo más importante, así como las patatas cocidas (algunos recomiendan pasarlas por el horno, para añadir un punto crujiente). Otro de los acompañantes estrella es el ''viande des grisons'', un embutido de ternera proveniente del cantón de los Grisones, en Suiza. Una alternativa sencilla de encontrar podría ser la cecina, aunque personalmente también nos encanta la idea de acompañarlo con salchichón u otras opciones de charcutería. Otros acompañantes un poco más exóticos y menos conocidos (twists familiares, cortesía de nuestros clientes suizos y franceses) serían higos, tomates, kale, rúcula, jamón de York, champiñones al vinagre, peras, o acompañar el plato con una ensalada de canónigos, ¡Todas nos encantan! Otro consejo es sazonar el plato con un poco de pimienta: si tienes el molinillo a mano ¡no te arrepentirás!
Y ahora, la bebida. ¿Cuáles son las mejores recomendaciones de maridaje?
La tradición manda tener siempre a mano un vino fresco , seco y con una buena acidez, de matices afrutados y minerales. ¿Un clásico? Los vinos blancos y los rosados de Saboya. Por otro lado, las variedades blancas como la riesling y la gewürztraminer de Alsacia, con sus matices cítricos y florales, acompañan muy bien la sensación grasa del queso fundido. También los espumosos, que con sus chispeantes burbujas limpian nuestro paladar. A nivel nacional, podemos optar por vinos blancos salinos como un albariño, que armonizará también de manera extraordinaria. Otras opciones sin alcohol son la kombucha (elegir opciones de perfil ácido y refrescante), mosto de uva o manzana, o un té negro: ¡sí! el té es una opción fantástica porque nos permite ir limpiando y equilibrando el paladar con sus aromas profundos y reconfortantes.
A nivel de preparación, necesitaremos una máquina específica para Raclette, que encenderemos para comenzar el ritual. La máquina tiene varias mini-sartenes en las que colocamos cada lamina de queso hasta que vemos que ha fundido, y entonces llega el momento de volcarlo sobre el plato con los ingredientes que hayas elegido. Si no tienes máquina de raclette, siempre puedes fundir el queso sobre una plancha o sartén, aunque te costará más verterlo sobre el plato.
Et, voilà. A partir de aquí, ¡diviértete y mezcla! Busca tus acompañantes perfectos, crea tus recetas personales y sobretodo, no olvides que el mejor ingrediente es una buena compañía. Creemos que el ''plan raclette'' es sin duda uno de los más divertidos para compartir con la gente que queremos, especialmente ahora que se acerca la Navidad y ya estamos inmersos en la temporada de frío. ¡No hay mejor plan!
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